El dominio público corresponde al patrimonio cultural y tecnológico de una sociedad constituida por obras y creaciones, cuyo plazo de protección de derechos de propiedad intelectual han expirado, pudiendo estas creaciones ser copiadas, explotadas, modificadas, publicadas y comunicadas al público sin ningún tipo de restricción. Son consideras obras de dominio público también aquellas de autores desconocidos, obras tradicionales y del folklore.



También ingresan al dominio público las tecnologías que alguna vez estuvieron protegidas mediante patentes, modelos de utilidad o diseños industriales, siendo de gran utilidad para pymes e investigadores que estén desarrollando nuevas creaciones de aplicación industrial.


Las tecnologías de dominio público igualmente se someten a las normas que regulan su elaboración, transformación, manejo, producción, fabricación, distribución y comercialización.

Las obras protegidas por el derecho de autor que ingresan al dominio público son puestas a disposición del público general con el fin de que surjan nuevas creaciones derivadas de estas obras, para alterarlas o mezclarlas con otras obras que pertenezcan al dominio público o adaptarlas a un género diferente al original.

Que una obra esté en el dominio público no implica que se pueda desconocer la autoría de sus autores originales. La ley sanciona al que reproduzca, distribuya, ponga a disposición, comunique al público o reclame derechos patrimoniales de una obra perteneciente al dominio público bajo un nombre que no corresponda al del verdadero autor.

Los museos, archivos y bibliotecas son las entidades encargadas de preservar las obras que alguna vez estuvieron alguna vez protegidas por el derecho de autor. En el caso de las tecnologías de dominio público, el Instituto Nacional de Propiedad Industrial pone a disposición de forma pública y gratuita una base de datos que contiene todas aquellas patentes solicitadas desde 1840 que actualmente forman parte del dominio público